Reseña: La parábola del sembrador

La parábola del sembrador

Sinopsis

Esta aclamada novela posapocalíptica de esperanza y terror, de la galardonada escritora Octavia E. Butler, combina bien con otras obras distópicas como 1984 o El cuento de la criada. Cuando el cambio climático global y las crisis económicas conducen al caos social a principios de la década de 2020, California se llena de peligros, desde la escasez generalizada de agua hasta las masas de vagabundos que harán cualquier cosa para sobrevivir otro día más. Lauren Olamina, una joven adolescente de quince años, vive dentro de una comunidad cerrada con su padre, un predicador, su familia y sus vecinos, relativamente protegida de la anarquía circundante. En una sociedad donde cualquier vulnerabilidad es un riesgo, ella sufre de hiperempatía, una sensibilidad debilitante hacia las emociones de los demás. Precoz y lúcida, Lauren debe hacer oír su voz para proteger a sus seres queridos de los desastres inminentes que su pequeña comunidad ignora obstinadamente. Pero lo que comienza como una lucha por la supervivencia pronto conduce al nacimiento de una nueva fe y a una sorprendente visión del destino humano.

Portada El silencio de la magia
Portada de La parábola del sembrador

Ficha

Fecha de lanzamiento: 8/3/2023 (original de 1993)

Idioma: Español

Editorial: CAPITAN SWING S.L

Nº de páginas: 352

Autora: Octavia E. Butler

Reseña, ¡sin spoilers!

La parábola del sembrador es una novela de distopía y ensayo que nos traslada a un 2024 postapocalíptico. Concretamente, nos sitúa en una pequeña localidad cerca de Los Ángeles, en un mundo que asusta por no diferir tanto de lo que podría llegar a pasar en unos años. Es una novela que nos hará reflexionar desde la esperanza y la importancia de adaptarse al cambio.

El personaje de Lauren

La historia está narrada en primera persona a través de la protagonista, la joven Lauren Olamina. Con tan solo dieciséis años, tiene que luchar por sobrevivir en un mundo cada vez con menos recursos. Desde el primer momento vemos lo dura que es su vida incluso estando en una pequeña comunidad rodeada de muros y con cultivos. Tanto su familia como su alrededor viven arraigados en falsas esperanzas por volver a los tiempos antiguos. Sin embargo, los precios no hacen más que subir y los incidentes aumentar.

Ella es la única que parece darse cuenta desde un primer momento de esto. Resulta desolador ver como ella va tomando consciencia de la gravedad del devenir y la fragilidad de su estilo de vida. Y aunque ella intenta convencer a la comunidad de que deben prepararse para el inevitable desastre, nadie le hace caso. Así, la novela nos sumergirá de lleno en las duras decisiones a las que Lauren tendrá que enfrentarse si quiere seguir viva.

Una curiosidad de La parábola del sembrador es la introducción en Lauren del síndrome de hiperempatía. Esta dolencia la hereda a través de su madre, que estuvo tomando una droga durante el embarazo. La hiperempatía se traduce en la capacidad de sentir en su propio cuerpo el dolor y placer ajeno (aunque, como ella dice, en esos días es raro ver a alguien sintiendo placer). Es un añadido que dota al personaje de una debilidad que le ha hecho tener que ser más dura que el resto. Además, resulta muy interesante como recurso a la hora de las escenas de acción, que no resultan pocas en un futuro como este.

Distopía y Solarpunk

El mundo que nos presenta La parábola del sembrador es víctima de un brutal cambio climático, en el que las sequías son tan grandes que rara vez llueve cada varios años. El agua cuesta más que la gasolina y los incendios en barrios y ciudades son constantes. Para más inri, las personas tienen que vivir en barrios amurallados si quieren sentir un mínimo de seguridad e ir siempre armados cuando salen. De hecho, caminar fuera del barrio y adentrarse en la ciudad o las chabolas de indigentes es casi una sentencia por culpa de los despiadados asaltantes. Hasta los perros han dejado de ser domésticos y se han convertido en amenazas.

En cierto modo me ha recordado a Mad Max, en especial un grupo caracterizado por raparse el pelo y pintarse partes del cuerpo, cara incluida. Este grupo es adicto a una droga que les hace sentir placer por el fuego, lo cual aumenta aún más el peligro de incendios. Es una sociedad con una brecha entre ricos y pobres imposible de saltar, con una violencia y pobreza extrema que intenta aferrarse al retorno de la gloria pasada.

Ahora bien, si bien tenemos una sociedad distópica aterradora, la autora es capaz de darle un giro. Un rayo de esperanza es capaz de abrirse paso a lo largo de toda la novela. Podemos apreciar un atisbo de hopepunk en los personajes. A pesar de las diferencias, desconfianzas o miedos de cada uno, lo que logra mantener al grupo de personajes junto y les permite sobrevivir es la compasión, el altruismo y la amistad.

La novela también pasa cerca del género solarpunk, pues vemos como la sociedad deja de lado la tecnología para vivir de nuevo de los cultivos, procurando no destruir todavía más el planeta de nuevo. Es un tema directamente ligado con el anterior del hopepunk, nos habla de que hay soluciones incluso para futuros como este, aunque no sean en este planeta como veremos más adelante.

Semilla Terrestre

La parábola del sembrador tiene un carácter religioso y filosófico muy marcado. El propio título ya nos da una pista, pero va más allá. Lauren se ha criado con un padre que oficia en una iglesia baptista. Sin embargo, ella no cree en este Dios y tratará de encontrar su verdadero Dios, uno que encaje en la sociedad que vive. La novela nos va presentando los versículos que ella escribe, o más bien, que ella descubre, pues no es algo inventado sino la realidad misma que antes no había sido capaz de ver. Así, Lauren va apuntando sus versículos en un libro que titula Semilla Terrestre: los libros de los vivos, y para que entendáis el tipo de Dios que proclama os voy a poner uno de estos:

Todo aquello que tocáis
lo Cambiáis.
Todo aquello que Cambiáis
os cambia a vosotros.
La única verdad perdurable
es el Cambio.
Dios
es Cambio.

Este Dios no es un ser todopoderoso, ni ningún ente. Es una forma de entender que las personas deben aprender a aceptar este cambio, aprender a adaptarse, aceptar que no podemos controlar el cambio, pero sí moldearlo. También desarrolla otros aspectos importantes, como el Destino de la humanidad, de la Semilla Terrestre, que no es nada más que enraizar entre las estrellas. Esta religión no tiene un cielo espiritual, abraza el propio firmamento. De hecho, en la propia novela se ve como hay ya bases en la Luna e incluso en Marte, aunque la crisis y la actitud conservadora y corta de miras cada vez de los políticos se retrae más en intentar salvar un planeta moribundo.

Ritmo y estilo

La novela está narrada en primera persona siguiendo una estructura de capítulos. Esta, a su vez, se divide en días del año, pues la narración es el propio diario que Lauren va escribiendo. De esta forma, la lectura no se hace pesada, ya que se aprovecha la elipsis para mostrar únicamente los hechos o reflexiones que la protagonista considera necesario apuntar.

El comienzo puede resultar un poco más lento, pues la trama se sitúa en un punto en el que hay cierta seguridad dentro de lo que cabe en este mundo. Sin embargo, esta primera parte es necesaria para comprender hasta qué punto está mal la sociedad, por qué es inevitable y para ponernos en la piel de la protagonista. Solo así podemos entender su desesperación por hacer comprender a los demás y su descubrimiento de los ideales de Semilla Terrestre. Cuando todo cae, pasamos a una segunda parte más dinámica y cruda en la que Lauren va formando un grupo mientras caminan por la autopista y tratan de sobrevivir.

No se puede ignorar el carácter filosófico de La parábola del Sembrador, las conversaciones o predicaciones de los versículos pueden llegar a resultar tediosas si no es lo que buscas o no te gusta. Por otro lado, es una novela que te invita a reflexionar sobre temas de actualidad y también en tu ámbito personal. La acción prevalece en todo el momento al igual que la tensión y el mensaje de esperanza.

Valoración final

En definitiva, La parábola del sembrador es una novela distópica con un mensaje de esperanza a través de su filosofía. Nos plantea una reflexión sobre los aspectos más sórdidos que nuestra sociedad podría alcanzar. Es una mirada hacia nuestro interior también hacia la aceptación del cambio y hacia aprender a moldearlo para adaptarnos y mantenernos florecidos. Se trata de una lucha entre la cara más destructora y violenta, hacia la pobreza y las grandes corporaciones abusivas y entre la compasión y la empatía, la esperanza por encima de todo.

La odisea en la que Lauren se ve arrastrada es un viaje entre las ruinas de la sociedad provocadas por el cambio climático. Es una protagonista llena de contrastes, que puede resultar despiadada y que no dudará para sobrevivir, pero que a la vez reúne la luz suficiente para crear una comunidad con la mirada puesta en el cielo. Sospecho que la secuela tendrá mucho más presente el mensaje de enraizar entre las estrellas y que el culto de Semilla Terrestre habrá cambiado, como su propia filosofía abraza. Es una lectura que considero casi de carácter obligatorio a día de hoy y que me ha generado la necesidad de leer su continuación.

Valoración

Si has llegado hasta aquí, ¡muchísimas gracias! Si quieres que escriba la reseña de alguna novela o quieres comentar algo sobre esta, no dudes en hacerlo.

Si te ha gustado comparte esta publicación:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Otras publicaciones

Scroll al inicio