Confieso que ni yo mismo sabía de la existencia del hopepunk hasta hace un par de años. Fue toda una revelación descubrir que justo ese era mi subgénero favorito. En el fondo, aunque no supiera su nombre sí sabía lo que era y me atrevo a aventurar que te va a pasar lo mismo.
¿Qué es el hopepunk?
Puesto que no es un término muy común, comenzaré hablándote de lo que no es hopepunk. Es muy probable que hayas oído hablar sobre el grimdark, ese subgénero de ficción donde reina la crudeza y un halo de oscuridad lo cubre todo. Su representante más popular en la fantasía es Canción de hielo y fuego, si no te suena seguro que lo hace su adaptación Juego de tronos o Joe Abercrombie.
¿Entonces, el hopepunk es lo opuesto al grimdark? La respuesta corta es que sí. Al menos, así se definió en primera instancia. Más adelante profundizaremos en sus orígenes. Por el momento, déjame ahondar más en su definición. Se entiende como hopepunk el subgénero de ficción especulativa cuyo pilar es la esperanza.
Se podría decir que la ficción englobada en este subgénero tiene como objetivo combatir contra la imperante oscuridad que impregna una gran parte de las novelas de fantasía actuales dirigidas a adultos. El hopepunk trata de oponerse al pesimismo, la violencia explícita y el nihilismo del grimdark y pone como abanderados a la bondad y amabilidad. Estas cualidades quedan muy lejos de ser sinónimos de debilidad, e incluso se convierten en actos de rebeldía.
Es importante remarcar que el uso del sufijo -punk no se utiliza para determinar una ambientación o espacio temporal en concreto, como podría pasar con el steampunk o el cyberpunk. Todo lo contrario, es una referencia a la motivación intrínseca de los protagonistas por querer encontrar una solución a los problemas.
¿Cómo surge el hopepunk?
Si pensamos en el hopepunk como una filosofía de vida, podemos decir que siempre ha existido. Sin embargo, debemos remontarnos hasta 2017 (lo sé, es relativamente reciente) cuando la escritora Alexandra Rowland subió un post en Tumblr diciendo “Hopepunk is the opposite of grimdark” (Te dejo el post aquí)
En aquel momento no fue consciente del nacimiento de todo un nuevo subgénero, pero la mecha ya estaba prendida.
El término tardó dos años en formar parte del diccionario, consumándose así como un movimiento artístico y literario que persigue la positividad para enfrentar la adversidad. A partir de aquí, muchos han querido rebuscar entre el catálogo de ficción para catalogarlas como tal.
Algunos ejemplos de estas son: La Saga de Mundodisco (Terry Pratchett) y El señor de los anillos.
¡Necesitamos más hopepunk!
Todos somos conscientes de que el mundo no es perfecto. Vivimos bajo un bombardeo constante de malas noticias, algunas con mayor impacto que otras. De hecho, parece que cuando el mundo se plantea si quiera recuperarse, ya hay una nueva crisis, catástrofe o medida política autoritaria cargada en la recamara.
A mi alrededor veo que la gente está comenzando a asumir que sea normal que un millonario pueda darse un paseo espacial equivalente a lo que costaría frenar la pobreza de millones de personas. La pandemia por la que pasamos solo hizo que agravar todavía más este caldo de cultivo de desesperanza e injusticias, y es justo por eso por lo que hay que decir basta.
Las palabras pueden llegar a tener el poder de cambiar las mentes, y con ello encadenar una marea que sea capaz de darle la vuelta al mundo. Creo que no es momento para que proliferen las historias oscuras que sacan lo peor de las personas, en las que nadie se puede fiar de nadie.
Necesitamos que alguien nos diga que mala hierba sí puede morir. Porque a fin de cuentas, estoy convencido de que la justicia llega tarde o temprano, pero podemos acelerar el proceso.
Me parece importante remarcar que el hopepunk no contempla un final feliz inmutable. Al igual que el mundo sigue girando, es inevitable que los frentes de batalla aparezcan y desaparezcan. Se trata de no caer en la resignación, de no dejar que la llama se apague. Nos merecemos un mundo mejor, luchemos por él.
La lucha por un futuro brillante
Se puede malinterpretar la bondad y esperanza que tanto proclama el hopepunk. Déjame decirte que este subgénero no cae en un optimismo infantil donde todo es un cuento de hadas. Las historias de este tipo son conscientes de lo dura que es la vida, de que no siempre todo sale bien. Los personajes no tienen por qué ser héroes puros ni adalides de la perfección. Tampoco queremos que lo sean, porque las personas tenemos fortalezas y debilidades que debemos aceptar. A fin de cuentas, el hopepunk trata de enseñarnos que siempre podemos escoger ser abanderados de la esperanza y la bondad aun cuando no queda otro remedio que cometer errores.
La propia Alexandra Rowland ejemplifica la esencia de este concepto con el discurso que Sam le da a Frodo durante la película de “Las dos torres”:
Frodo: “Ya no quiero seguir, Sam”.
Sam: “Lo sé, es un horror. Por nosotros, ni siquiera estaríamos aquí; aunque así es. Es igual que en los grandes cuentos, mi señor Frodo, los cuentos que eran importantes, estaban llenos de oscuridad y peligro, a veces uno no querría saber el fin, porque, ¿cómo podría ser un final feliz?, ¿cómo podría ser el mundo como antes cuando han pasado tantas cosas malas? Pero al final, las sombras sólo son, transitorias, aún la oscuridad debe terminar. Vendrá un nuevo día, cuando el sol brille iluminará hasta la claridad. Esos eran los cuentos que permanecían, que tenían significado, aunque fuera demasiado pequeño para entender por qué. Pero, mi señor Frodo, creo que si lo entiendo, ahora lo sé, porque la gente en ellos tuvo ocasión de dar la vuelta y nunca lo hizo, siguió caminando porque tenía algo de lo cual aferrarse.”
Frodo: “Y nosotros, ¿a qué nos aferramos?”
Sam: “A que el bien aún existe, lo sé, mi señor Frodo, y tenemos que defenderlo”.
¿Qué novelas hopepunk puedo leer?
Dado que es un subgénero relativamente joven, muchas de las novelas que se recomiendan no han nacido siendo conscientes de que estaban escribiéndose como hopepunk. Por eso, me he querido centrar en recomendarte un par de novelas que representan la naturaleza positiva del subgénero.
EL EMPERADOR GLOBIN
Puedes adquirirla en Amazon.
Es una novela de fantasía escrita por Katherine Addison. La historia nos pone en la piel de Maia, el hijo menor mestizo del emperador. Con dieciocho años, ha pasado casi toda su vida en el exilio sufriendo un maltrato silencioso.
Sin embargo, la muerte de su padre y el resto de sucesores lo obligan a tomar un trono que no quiere ni sabe llevar. Es un personaje que libra una lucha interior constante. Él es una buena persona que intenta siempre ayudar, sin embargo, tiene que aprender a ser también un buen emperador.
A veces comete errores, se estresa y le duele tener que aceptar que deberá lidiar con el egoísmo, pero nos demuestra que la bondad existe.
EL LARGO VIAJE A UN PEQUEÑO PLANETA IRACUNDO
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Pasamos a la ciencia ficción con esta novela escrita por Becky Chambers. Esta vez se nos narra la historia de Rosemary Harper cuando se une a la nave espacial de la Peregrina. Es una historia que apuesta por la alegría.
Nos muestra que incluso en un espacio tan heterogéneo como el de la Peregrina, es posible romper las barreras culturales y unirse para ser felices.
De hecho, el verdadero corazón de la novela son las interacciones que nos muestra entre las criaturas sapientes y los humanos. Se trata de arrojarnos la faceta más buena del corazón, en un claro discurso contra la xenofobia.
Bonus extra: “Grimdark vs Hopepunk” de Cosmereando
Hace un par de años realicé junto a mis compañeros de Cosmereando y Sofía como invitada un podcast en el que debatimos qué era el grimdark, el hopepunk, las diferencias entre estos subgéneros y algunos ejemplos de cada uno.
¡Gracias por haber llegado hasta aquí! ¿Y vosotros, habéis leído alguna novela hopepunk? Podéis dejármelo en los comentarios.